FACEBOOK
Y PROFESIONALES DE LA SALUD
¿Qué
profesionales sanitarios
no
tienen su perfil en una red social, como Facebook? Cada vez menos.
Uno
de los primeros problemas que se nos
planteará
en las redes sociales es
el
peligro del acceso a la privacidad y a la intimidad de lo publicado
en caso que nuestro perfil de Facebook fuera buscado por nuestros
pacientes.
Y
puede generar un dilema
ético en
su relación con los pacientes, debido a la confusión de las esferas
pública y privada. Mientras
que en
el mundo real hay veces que estas esferas pueden coincidir
temporalmente y a todos nos ha pasado encontrarnos con pacientes en
lugares insospechados en nuestros momentos de ocio fuera de la
consulta; pero el mundo virtual y en particular las redes sociales
nos plantean otros escenarios.
Evidentemente
creemos que la respuesta es que cada profesional ha de ser libre de
elegir a sus amigos independientemente de que sean o no pacientes.
Siempre teniendo en cuenta que como
profesionales sanitarios somos figuras con cierta relevancia para los
ciudadanos a quienes ofrecemos atención y sobre todo en atención
primaria, con la longitudinalidad en el conocimiento mutuo, se
establecen relaciones que van más allá del contacto puntual
profesional. Es frecuente que los pacientes se interesen por temas no
íntimos de nuestra vida privada (nuestros gustos, aficiones, estado
civil, hijos, lugar de vacaciones, etc.) y habitualmente podemos
compartir esta información a lo largo de los años de contacto
mutuo. Las redes sociales, y sobre todo Facebook, hacen que
estemos situados en el mismo plano y que por lo tanto podamos ser
buscados y encontrados. Las redes sociales hacen que, si se
estableciera una relación, ésta sería en un mismo plano para ambos
participantes, con lo que la distancia terapéutica podría verse
dañada. Además el problema es que en
esta red social compartimos información privada que incluye
fotografías, datos más personales, gustos y aficiones y
participaciones o conversaciones en un tono coloquial que a veces es
muy diferente al que mantenemos en nuestra esfera profesional.
Utilizamos forrmas diferentes ya que nos movemos en espacios
diferentes. Todo ésto puede afectarnos en nuestra esfera
profesional.
¿Qué
pasaría si un paciente nos enviara una solicitud de amistad a través
de Facebook?. ¿cómo tenemos los médicos estructurado
nuestro perfil de Facebook? Esta pregunta se la realizó un grupo de
estudio francés que, a través de una serie de encuestas a
residentes y jóvenes médicos del Hospital Universitario de Rouen,
ofrece unos resultados muy clarificadores.1
Se
trata de una encuesta realizada a 405 residentes y jóvenes médicos
de ese hospital en la que se les preguntaba si tenían perfil en
Facebook, cómo tenían configurada su privacidad, con qué
frecuencia era utilizado, si subían fotos al mismo, si estaban
identificado con una foto y su nombre real y si ofrecían información
privada.
Del
total de la muestra respondieron 202 participantes; 147 (73%) tenía
un perfil en Facebook. Este dato no es llamativo ya que la totalidad
de los encuestados eran médicos jóvenes y Facebook es una red
social ampliamente extendida.
Entre
los respondedores, 138 (99%) mostraba su nombre real en su perfil,
136 (97%) su fecha de nacimiento, 128 (91%) una fotografía
personal, 83 (59%) su universidad actual y 76 (55%) su posición
actual. Estos resultados tampoco son verdaderamente alarmantes ya que
la mayoría tenemos un perfil personal real (al menos en el inicio de
la red, aunque cada vez hay más perfiles con nombres falsos o
modificados para evitar la localización), es decir la mayoría de
los encuestados ofrecían información suficiente para ser
localizados por parte de sus pacientes.
Si
un paciente les hiciera una solicitud de “amigo”, 152 (85%)
participantes negaría la solicitud de forma automática, 26 (15%)
decidirían de forma individual dependiendo del paciente que hiciese
la solicitud y ninguno de ellos la aceptaría automáticamente.
Ochenta
y ocho participantes (48%) afirmó que la relación médico-paciente
se alteraría si los pacientes descubrieran que su médico tiene una
cuenta de Facebook, pero 139 (76%) consideró que esta relación
cambiaría sólo si el paciente tuviera un acceso abierto y completo
a los datos privados de su médico independientemente del contenido
de los mismos.
Las
razones para aceptar a un paciente como amigo incluyeron una
sensación de afinidad y el temor a perder a ese paciente si se
negaba la solicitud. La necesidad de mantener una distancia
profesional o la sospecha de que el paciente estaba interesado en una
relación amorosa, fueron los principales motivos de rechazo.
"La
disponibilidad pública de información sobre la vida privada del
médico puede poner
en peligro la
confianza mutua entre médico y paciente si éste tiene acceso a
información que no está destinada a él. Creemos que ni médicos ni
pacientes deben buscar información del otro en la web",
reconocen los autores del ensayo.
Los
médicos "deben ser conscientes de que los comentarios y fotos
publicadas en la Red pueden ser malinterpretados fuera de su contexto
original y no reflejar con exactitud sus opiniones y su
comportamiento real de la vida", añaden.
De
hecho, "los residentes frecuentemente usan Facebook y publican
gran cantidad de información personal sin utililizar las medidas de
protección de su privacidad". Por todo ello, llaman la atención
sobre la necesidad de hacer una reflexión "sobre las
implicaciones de internet en el rol tradicional de los médicos".
Para
evitar todos estos problemas, la misma red de Facebook nos da otra
forma de estar presentes en esa red sin que la comunicación fuera
bidireccional: las páginas de Facebook.
Las
páginas de Facebook permiten una comunicación bidireccional pero
sin invadir la privacidad de cada una de las personas. De esta forma
un perfil (persona) puede acceder al contenido de una página
(institución, colectivo, grupo o persona individual con un
proyecto), participar de sus contenidos, crear comentarios e
interactuar con otros perfiles (personas). Ninguno de los perfiles
que visitan o interaccionan con una página tienen por qué estar
conectados entre sí de forma que se pierde el principio de Facebook
“los amigos de mis amigos son mis amigos”.
La
forma de seguir a una página ya no es tan personal como el
seguimiento entre dos perfiles y por ello se cambia el sentido de
“amigo” por el “me gusta”.
Así
en una página de Facebook:
-
Podemos participar interaccionando con el contenido expuesto en la página y con otros visitantes.
-
Se mantiene todas las acciones que podemos hacer con otro perfil. Publicar contenido, comentar contenido publicado o crear debates entre personas(perfiles).
-
Ninguno de los participantes ni el propietario de la página tienen acceso a nuestro perfil (a no ser que lo tengamos abierto y público) por lo que los filtros de privacidad que hayamos establecido se mantienen.